lunes, 22 de febrero de 2010

Las pedagogías críticas

Las Pedagogías Críticas

Las pedagogías criticas son teorías radicales recientes a las que también se llama nueva Sociología de la Educación, y analizan la práctica educativa en el contexto histórico y como obra e instrumento e la clase dominante. Estas pedagogías tienen como objetivo el desarrollo de una actitud crítica.

Gramsci fue el primer marxista que se ocupó extensamente de la educación. Sostiene que la clase dominante además de los medios de producción rentables, también poseen la hegemonía cultural. Pensó que las instituciones educativas eran el agente de ideologización más poderoso, y era necesario dar batalla con ayuda de intelectuales afines a la clase trabajadora. Estas contribuciones dieron paso al primer eje de las pedagogías críticas llamado estructuralismo. Este identifica el qué y el cómo del discurso crítico.

Este eje cuenta con los aportes de la escuela de Frankfurt y especialmente de los trabajos de J. Habermas, de ahí surgen las teorías del interés constitutivo de conocimiento, y la trilogía habermesiana de los intereses tecnico, práctico y crítico, las cuales todavía están dando sus frutos.

Las pedagogías críticas son una producción de saber para dar cuenta de una realidad, una red de significaciones que da razón también de los obstáculos que vence y de sus re-creaciones a lo largo de la historia.

El segundo eje de las pedagogías críticas conecta los dos extremos de la academia y la escuela. Este eje sitúa los diferentes espacios de producción discursiva: institucional, académico, social, profesional, sindical, etc. Identifica quién habla y desde dónde se habla.

El tercer eje diferencia entre la crítica a la escuela y la escuela crítica. Aparece el concepto Sociología Crítica del Currículo, en el que se destaca M. Apple. A este eje se denomina postestructuralismo. Esta linea dentro de las pedagogías críticas reformula las tradiciones de la corriente pero enfatiza el currículum como práctica cultural y práctica de significación. El currículo es entendido como la propuesta político-educativa; se haya vinculado a los proyectos políticos-sociales por los grupos que impulsan y determinan un currículo. Sus dimensiones son:

Social amplia: totalidad de la sociedad en donde los procesos educativos se desarrollan.
Cultural: está presente el conflicto y la interrelación desigual.
Política: todo proyecto educativo es un proyecto político.
Social: la educación en sí misma no es reproductiva ni transformadora, estas las adquiere a través de la vinculación con los proyectos socioculturales y los político-económicos desarrollados en el seno de la sociedad.
Económico: el proceso educativo se encuentra inmerso en un determinado sistema económico de producción al cual reproduce y es influida por el mismo.
Institucional: es el espacio privilegiado del currículum, es el lugar donde se concreta la síntesis de los elementos culturales una determinada propuesta académico-política, etc.
Ideológica: son las formulaciones básicas que justifican la puesta en práctica del currículum. Las perspectivas actuales de currículo oculto sustentan en gran medida esta dimensión.
Didáctico áulica: se refiere al espacio de encuentro, desarrollo y concresión cotidiana de una propuesta currícular entre alumnos y maestros.

Las pedagogías críticas se nutren de diversos discursos y producciones culturales y configuran un universo plural y complejo. Se puede apreciar que el discurso crítico carece de unicidad y univocidad, lo que lo hace más complejo. Dicho discurso aparece fragmentado y separado, aunque según Guttari se apela a la conexión en lugar de la uniformidad. Las pedagogías Críticas cierran sus textos de esta manera:

“No hay otra elección que comprometerse”

Educación, escuela y sociedad

La educación como proyecto político ha de ser emancipadora, debe liberar las conciencias del yugo de lo acientífico e irracional y construir un proceso de transformación, de renovación y reconstrucción de lo social. Según Freire educación es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo. Una cosa es escolarización y otra educación. Los procesos de escolarización pueden no ser educativos. Las escuelas reproducen las relaciones sociales hegemónicas, pero frente a ello aparece la resistencia.

Según Kemmis cuando la gente se compromete con los valores de una buena educación, se compromete con la democracia. Y la posibilidad de una vida racional, productiva, justa y satisfactoria para todos, depende del hecho de que sea una sociedad educativa.

Conocimiento, poder y subjetivación

Es ingenuo pensar que el currículo de la escuela es un conocimiento neutral, por el contrario, lo que cuenta como conocimiento legítimo es el resultado de unas complejas relaciones de poder de tensiones entre grupos de la sociedad. La educación y el poder forman una pareja indisoluble, es decir que alguien tiene el poder y tiene el conocimiento que debe reproducirse. Existen culturas silenciadas y negadas en el currículo y cada vez más el control se efectúa sobre formas perversas.
La pedagogía además de mediadora entre los conocimientos y el sujeto, también es una operación constitutiva en la producción social y cultural del sujeto. Según las pedagogías críticas alfabetización es:

Habilidad para la interpretación crítica de nuestras propias experiencias.
Hermenéutica que cuestione los mitos y creencias que articulan nuestras percepciones y experiencias.
Teoría del conocimiento de construcción social.

Institucionalización y hegemonía
La institucionalización es una forma reglada de impregnación cultural producida en el seno de la propia institución escolar para el implícito mantenimiento de las reglas y relaciones de poder. La cultura institucional produce hegemonía: ignorancia de la propia opresión. Según McLaren “la hegemonía es un encasillamiento cultural de significados, una prisión de lenguajes y de ideas a las que ingresan libremente tanto dominadores como dominados”. Las pedagogías críticas proponen una hermenéutica crítica de la escuela. La posibilidad del análisis y la comprensión de lo cotidiano y lo concreto como forma particulares de institucionalización y hegemonía.

“Los teóricos”, los prácticos” y “el intelectual comprometido

Se critica el "tradicional abismo" que separa la teoría de la práctica. Y se critica la crítica. W. Carr propone una “Nueva ciencia crítica de la educación” con el objetivo de mejorar la racionalidad de la educación permitiendo que los prácticos educativos mejoren racionalmente para y por ellos mismos. Kemmis ve la relación teoría-práctica como un asunto público, considerándolas en términos de relaciones sociales, relaciones de poder y sus estructuras.